Digno de halago y obsequios,
Ser de gran admiración,
El poder total está en sus manos,
El señor del tiempo es la gran perfección.
Dando paso a toda oportunidad,
Abriendo puertas en un segundo de majestuosidad,
Solo debes convencerlo,
Y tal vez te llegue a dar la llave de la claridad.
Fiero y agobiante si es que te odia,
Comprensivo y halagador si tu alma le das,
Hipocresía y soborno son las palabras,
Con las que sin ningún reproche a ti llegará.
Maldito por los que bellos momentos pierden,
Odiado por los que terribles tiempos van,
El tiene el poder de lo largo y lo corto,
Hasta de dejarte en total soledad.
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Mente de insaciable conocimiento
Erudito de todo, sin excepción
Dogma de toda idea y pensamiento
Sus ideas nunca se pueden dar como no.
Amo del poder y la gloria
Perfeccionista hasta no poder más
Toda virtud esta sus manos
Todo don en su majestuosidad está
No puedes lograr verlo a los ojos
No puedes ni su nombre mencionar
No puedes refutar sus decisiones
No puedes hacer nada si su solemnidad aquí está.
Jactándose de creer que todo es perfecto
Imaginándose en el trono de la redención,
Soñando que todo será como en su mente está planeado
Anhelando todo, menos el tener la realidad como razón.
Siempre en su mente presente está,
Antes de creer que todo ya está acabado,
En sus ojos de previsto reflejado el hecho ya está.
Interrumpiendo el sueño de toda pesadilla,
Interrumpiendo el lazo de anhelar un querer,
Destruyendo los sueños que uno creía
Que lo harían ser un gran querer.
Rompe el alma en un segundo instantáneo
Que asfixia sin ninguna razón.
Rompe el deseo de tener aquí, a mi lado,
El perfecto anhelo que un día se idealizó.
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