jueves, 17 de septiembre de 2009

Ruidos Silenciosos


La noche decidió ser mi entorno, la muerte se apoderaba de mi sentir, no podía hacer nada, no me movía, sentía que el dolor estaba en mí.

Eran aproximadamente las 2:00pm algunos dicen que a esta hora salen los demonios, yo digo que a esta hora todas las madrugadas llega mi fin. Ya era algo normal el esperar echado entre lo nebuloso de la noche y la penumbra de mi ser la cruda amargura que sentía en mis huesos que poco a poco se descalcificaban en un golpe de odio y amargura.

Faltaban 3 segundos, dos, uno; la función a todo aquel que sufrimiento quería presenciar daría inicio en unos pequeños instantes; ya presentía el olor a maldad, presentía que la hora quedó en minutos y los minutos en segundos que crearon una sensación carente en mi humanidad.

Sin darme cuenta de mis actos llegué a un estado posicional que nunca pude imaginar, no podía moverme, no podía ver nada, solo sentía que me extirpaban las vísceras, el corazón y toda mi alma. Ya no soportaba, lágrimas emanaban de mi corazón y no comprendía que mal había ocasionado para ser ente de juego para los demonios.

Podía sentir la sangre que salía de mi rostro, sentía que mis manos estaban siendo acuchilladas por miles de instrumentos punzantes, ya no soportaba; me extirpaban los ojos con sus largas y penetrantes uñas, sentía su peso sobre mi cadáver, ya no podía mas, solo faltaban 2 min, dos min que para mi eran un por siempre, deseaba gritar pero me cubrían el rostro con un pequeño manto de putrefacta piel de humano. Mis témpanos querían explotar, mi tacto se encendía de impotencia, me sentía un muerto en vida, sentía que la muerte era un atributo frente a tanta insoportable maldad.

10, 9, 8, ya no podía ni contar, pues el dolor me abatía ya ni sentía los golpes, mi cama estaba llena de sangre, el acto estaba a punto de terminar, 2,1 el cero quedó en el final.

Eran ya las 5 de la madrugada y acababa de despertar de un dolor insoportable, no podía encontrarme, me dolía todo el cuerpo, se que no es comprensible el hecho de que un ente haga eso a un ser; padre algunos le dicen, más bien demonio yo llamo, ayer me robaron mi dinero y no pude traer nada a casa, el miedo me mataba, mi padre llegaría ebrio, ¿llegaría? Supongo siempre cosas que sé serán realidad; los golpes son severos, pero el tiempo se los lleva, pero el alma las almacena poco a poco; mañana espero que el día sea factible, pues el demonio podría salir de mis pesadillas y volver a encender los dos minutos de sufrimiento que parecen ser los cariños de una madrugada cuando el mal se creo para mofa.

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